jueves, 15 de noviembre de 2012

EL ADIÓS

El ocaso refrescaba en las rosas.
Inquietos por turbar ese desfalleciente encanto,
seres desconocidos, voluptuosamente,
atenuaban las cosas
con velos de jacinto, semejantes al mar.
Todo se borraba en un silencio calmo
convirtiéndose en imperceptible ayer.
Las cosas que morían parecían inmortales,
otras, lánguidamente, se exhalaban al cielo,
y para que al pensar no quedaran más penas,
olvidándonos, se decían olvidar.

Pero, en esa hora suprema
nuestros rostros tendían aún a la felicidad,
rezagados en la tarde, en el adiós, en el llanto,
en nosotros mismos rezagados;
querríamos, aunque sea en vano toda esperanza,
revivir el día hermoso y, solos, alcanzar la noche,
pues solos, no sabemos separarnos de las cosas,
a la hora en que el perfume se separa de las rosas,
y la luz de nuestro umbral.




Charles van Lerberghe

Poesía Francesa Simbolista, ed,GREDOS. 2005
pag 130 

martes, 6 de noviembre de 2012

VOLVIÉNDOME EN LO TARDÍO DE LA NOCHE - René Ghil

Volviéndome en lo tardío de la noche
se apagaron las luminarias:
que no sea tarde para las rosas;
en el rosal de mi hastío
y que mi Amante no esté muerta
amándome a medianoche.

Para oírme llorar muy alto
en la más alta noche de la tierra
el ruiseñor no quiere callarse:
muere en el olmo pequeño.

Volviéndome en lo tardío de la noche
se apagaron las luminarias:
le dirás, mi Madre tierna,
que el pájaro ama a toda primavera...
Pero el todo ponlo en la tierra,
mi único amor y mis años breves...

René Ghil, Poesía Simbolista Francesa, pag 136