Volviéndome en lo tardío de la noche
se apagaron las luminarias:
que no sea tarde para las rosas;
en el rosal de mi hastío
y que mi Amante no esté muerta
amándome a medianoche.
Para oírme llorar muy alto
en la más alta noche de la tierra
el ruiseñor no quiere callarse:
muere en el olmo pequeño.
Volviéndome en lo tardío de la noche
se apagaron las luminarias:
le dirás, mi Madre tierna,
que el pájaro ama a toda primavera...
Pero el todo ponlo en la tierra,
mi único amor y mis años breves...
se apagaron las luminarias:
que no sea tarde para las rosas;
en el rosal de mi hastío
y que mi Amante no esté muerta
amándome a medianoche.
Para oírme llorar muy alto
en la más alta noche de la tierra
el ruiseñor no quiere callarse:
muere en el olmo pequeño.
Volviéndome en lo tardío de la noche
se apagaron las luminarias:
le dirás, mi Madre tierna,
que el pájaro ama a toda primavera...
Pero el todo ponlo en la tierra,
mi único amor y mis años breves...
René Ghil, Poesía Simbolista Francesa, pag 136
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