domingo, 22 de agosto de 2010

Rags and Tatters


“Habéis de saber que tengo un pájaro azul en la cabeza, por consiguiente…” *
Frente a un espejo, comenzando ya a reconocerme, de pronto reparé en que él seguía conmigo; pero ¡qué cambiado! Cómo ha cambiado. Y sin embargo, es él mismo. La ruina de sí mismo, la decadencia de sí mismo, la profundización de sí mismo… (un poco más de sombras allí.)
Pajarillo, maldición alada, mira, ¿recuerdas ese escrito?
Y él crasita y yo me asombro de lo que antes nos parecía tan natural.
Pero, no, no lo es, ¿lo ves? No lo era. Tal vez es demasiado natural para ser nuestro. Entonces tú y yo aún no nos asemejábamos tanto a nosotros…. (Tienes razón algo más de palidez estaría bien. Más semejanza, menor naturalidad) Lee muy atentamente este escrito, observa muy bien este estilo. ¿Lo reconoces?
Él crasita y yo me asombro.
Pues tú lo escribiste…. Tú y yo. Y sin embargo, no es nuestro. Son retazos prestados. No como lo que hago ahora: un retazo cinéreo por mi romanticismo incinerado; un destello plateado de lo que sobrevivió a la caída y ahora vive miserable; un jirón deshilvanado por la desesperación; otro de color estático, por el esplín; uno azul por la melancolía; otro más del mismo color, pero tan irreconocible con el anterior, tan distinto en esencia, que se pensaría que si aquél es azul éste no lo es; uno más, granate, por la inanición y sus actos; lívido y deslavado para la enfermedad… y el metálico amargo de la frialdad y la hiperestesia, y el irisado de la afectación, y…
Y todo estrafalariamente suturado con los rojos hilos de la crueldad, refinada y voluptuosa, sobre un fondo negro noche y verde delirio. Los colores (el color) de la locura y la decadencia.
¿Ahora podemos vernos? Vamos, cruel, amargo, vanidoso, aléjate de ese espejo y guarda tus garras cuando vueles dentro… o añadiré a nuestro guiñapo cortantes plumas ajadas.

ARTificial Absinthine
*Ruben Darío

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